En un escenario ideal, una entrevista de trabajo debe reunir dos ingredientes: un candidato que conoce la empresa y sabe vender sus talentos, y un entrevistador preparado para hacer las mejores preguntas. En la práctica, ambas partes pueden caer en errores, como improvisar.
Una entrevista típica, donde el reclutador sólo hace preguntas sobre empleos anteriores, por ejemplo, aumenta sólo 2% la
posibilidad de tener a la persona adecuada para el puesto, señala el autor
Peter Gilbert, en el libro The Most Common Hiring Mistakes -and How to
Prevent Them (Los errores más comunes al contratar y cómo prevenirlos).
Aunque pareciera que con la gran cantidad de
desempleados hay talento ‘de sobra' para hacer una acertada elección, lo cierto
es que los reclutadores también se equivocan. Al hacer una contratación necesitan lidiar con factores internos, como presión para cerrar el proceso y
pocos recursos en su área. Una entrevista del sitioHiringsite entre
más de 3,000 entrevistadores, arrojó que 36% dijo que los errores de
reclutamiento se deben a haber llenado la vacante rápidamente; un 20% lo
atribuyó a falta de precisión respecto al perfil/ talento requerido, y 9% a
carecer del entrenamiento y recursos para realizar apropiadamente su labor.
En una entrevista, el candidato es el primero en querer impresionar pagar
ganar el puesto. Esa actitud, sin embargo, es un mito. A los reclutadores
no les interesa él o la que más hable y tenga "estrellitas" en su
currículo. Quieren a una persona que se ajuste a la vacante, al ambiente de la
empresa y sea honesta en hablar de sus defectos. "Por cierto, ser
perfeccionista, es uno de los más citados, pero eso en lugar de parecer algo
malo, habla de arrogancia del candidato", menciona la psicóloga por la
UNAM y orientadora vocacional, Leticia Hernández.
Existen otros mitos que rodean a las entrevistas
laborales, aquí cinco de ellos. Toma nota:
1. Los reclutadores son perfectos. El aspirante tiene una imagen
-casi- ‘sagrada' de quien lo entrevista, es decir, se le observa como alguien
que conoce cada detalle de la empresa, se prepara para el encuentro con el candidato, y tiene en su mente las preguntas perfectas para
evaluarlo. La verdad, esa persona detrás del escritorio tiene cientos de
currículos por leer y peticiones ‘urgentes' con las cuales lidiar, así que tal
vez esté igual de estresado que tú y no tuvo tiempo de revisar el CV. Cuando
hace la pregunta ¿cuéntame de ti?, es señal de conocer poco o nada de la
persona, dice el coach David Couper.
Sugerencia. La función de la persona es ‘simplificar' la vida al
reclutador, indica el también autor del libro Outsiders on the Inside. Haz
un resumen rápido y atractivo de tu experiencia, y después enfócate en hablar
de tus fortalezas más valiosas para ese puesto.
2. ¡Sólo importan los números! Continuamente se recomienda
que al hablar de los éxitos en otros trabajos se incluyan cifras que confirmen
los resultados. ¿Aplica esa fórmula en todos los casos?
Sugerencia. Ignacio San Martin, executive manager de
la división de Engineering & Manufacturing de la firma Michael Page México,
menciona que lo importante al dar esos datos es, literalmente, tomarse unos
segundos para respirar y dar el mejor ejemplo para la experiencia que desea
demostrarse. No tiene por qué ser numérica siempre, "puede haber sido una
determinación más subjetiva, que no es posible evaluarla financieramente",
expresa. Cita ejemplos contundentes, aunque no haya números, lo importante es
que no quede duda de tus alcances.
3. Lo mejor es hablar...y hablar. Hay candidatos que a partir de
la primera pregunta se ‘sueltan' con un discurso y apenas dan espacio de comentarios
al final de la conversación. Se cree que mientras más información se brinde,
mejor, y se tendrá satisfecho al reclutador. La realidad es diferente.
Sugerencia. Hablar de más y responder en forma afirmativa a todo
podría poner en duda tu calidad como empleado. Si existe una duda del proyecto
o algo en lo que no estás de acuerdo, como cambiar de residencia, exprésala y
sé honesto.
Durante la entrevista hay que ejercer una buena
comunicación, ser redundante en ideas impide prestar atención a las reacciones
del reclutador. El entrevistador tiene unos minutos para conocerte, mantén el
contacto visual con él o ella, cuida la expresión corporal y juega con los
tonos de voz, ser 100% monótono aburre.
Evita dar un sí o no tajante, piensa algo
fundamentado, sin adornar. Si se ve que al reclutador le interesa más
información, hay que tener respuestas más largas, dice San Martin. Hay dos
reglas que recordar en este punto: ‘no hay una respuesta correcta a cada
pregunta', subraya Couper. La segunda: "responde adaptándote a la
situación", menciona el especialista de Michael Page.
4. Sueldo, lo primero. Tener datos sobre cómo se
cotiza ese puesto en el mercado laboral es indispensable, el problema es que
muchos entrevistados hacen mal uso de ese indicador, y desde el inicio se
enfocan en números. Aún cuando sea contratación a nivel directivo, hablar de
cómo será la compensación salarial, al comienzo, genera una imagen no del todo
positiva.
Sugerencia. "Dicen que el que primero habla de dinero es
el que pierde", comenta San Martin. En cuestión de una entrevista laboral
aplica la misma consigna. Deja esos temas para el final. La conversación debe
girar en torno a tu experiencia, tus competencias, por qué eres la mejor opción
para contratar.
5. El más calificado ‘gana'. La época en que las
calificaciones académicas o la carrera estudiada era el principal criterio para
contratar se acabó. Un candidato puede carecer de ‘probada' experiencia en el
puesto, pero si tiene la personalidad adecuada para la empresa y hace química con
el entrevistador, será contratado por sobre otros currículos, indica David
Couper.
Sugerencia. Hay otros factores que pesan, y mucho, en la
contratación, como la personalidad, el fit(ajustarse) con la
cultura organizacional y comprobar que puedes llevarte bien con la gente en ese
lugar, puntualiza Ignacio San Martín. Por ello, en lugar de sólo orientarse a
hablar de en cuántos trabajos has estado o tus cursos realizados, hay que dar
muestra de tu talento y disposición en otras competencias, como comunicar,
lidiar con la incertidumbre, influir en otros, estar abierto a diversas
opiniones, pensamientos y personalidades.
Cuando un reclutador hace preguntas sobre ¿qué haces
el fin de semana?, eso es lo que quiere, ver quién eres, qué te define en lo
personal, no sólo en el ámbito profesional.